Egoístamente digo que para mí, clase media a punto de extinguirse, el uno a uno me dejó el recuerdo más gratificante de mi juventud: un viaje de dos meses mochila al hombro por muchos países de Europa.
En este espacio voy a invitarlos a recorrer conmigo todas las ciudades que visité, en un inolvidable periplo.
Madrid, punto de partida
Es tan fácil enamorarse de la capital de España por que al llegar se respira un aire casi familiar.
Madrid tiene mucho de Buenos Aires, es cosmopolita, atractiva en su fisonomía y arquitectura, deliciosa su gastronomía y atrapante su movida cultural.
Se conjugan como en otras capitales europeas, las grandes avenidas, los monumentos históricos, los edificios ultramodernos y el río característico que la recorre, en este caso, el Manzanares.
Hay sitios clave que son obligación recorrer para cualquier turista.
Muy cerca se encuentra el famoso Parque del Retiro que en una extensión de
Y para el oxígeno del alma a pocas cuadras está la parada obligada: el Museo del Prado.
En sus paredes esperan ser admiradas una y mil veces más “La maja Desnuda” de Goya, “Las Meninas” de Velásquez y otras famosas obras de Rubens, Murillo y el Greco, entre tantos.
Luego del deleite visual vamos al gastronómico.
La cita es en
Fue allí en
Al ritmo de la movida nocturna lo impone
Fue justamente en uno de los tantos cines de la zona, donde me detuve paralizada ante un zapato gigantesco mezcla de limusina y monumento kitch al calzado. De ella bajaba ni más ni menos que Pedro Almodóvar ingresando por una alfombra roja al estreno de su película “Tacones Lejanos”. Inmediatamente flashes, gritos, tumulto, una vuelta más en la calle del deslumbramiento y a descansar que ya es tarde.
Queda tan sólo mañana para conocer el Palacio de Oriente y sus fastuosos jardines, el mercado del Rastro,
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