miércoles, 29 de agosto de 2007

Bitácora de viaje

Discutibles serán por siempre los efectos que la convertibilidad dejó en esta vapuleada sociedad argentina.

Egoístamente digo que para mí, clase media a punto de extinguirse, el uno a uno me dejó el recuerdo más gratificante de mi juventud: un viaje de dos meses mochila al hombro por muchos países de Europa.

En este espacio voy a invitarlos a recorrer conmigo todas las ciudades que visité, en un inolvidable periplo.

Madrid, punto de partida

Es tan fácil enamorarse de la capital de España por que al llegar se respira un aire casi familiar.

Madrid tiene mucho de Buenos Aires, es cosmopolita, atractiva en su fisonomía y arquitectura, deliciosa su gastronomía y atrapante su movida cultural.

Se conjugan como en otras capitales europeas, las grandes avenidas, los monumentos históricos, los edificios ultramodernos y el río característico que la recorre, en este caso, el Manzanares.

Hay sitios clave que son obligación recorrer para cualquier turista.

La Puerta de Alcalá es un elegante monumento que se erige como un arco triunfal construido en honor de Carlos III. Está situado en la calle de Alcalá muy cerca de la fuente de La Cibeles, otro punto neurálgico de la Villa y Corte, como llaman a la ciudad capital.

Muy cerca se encuentra el famoso Parque del Retiro que en una extensión de 143 hectáreas representa el pulmón de esta ciudad. Allí hay un lago, rosales y un maravilloso palacio de cristal en honor a Alfonso XII.

Y para el oxígeno del alma a pocas cuadras está la parada obligada: el Museo del Prado.

En sus paredes esperan ser admiradas una y mil veces más “La maja Desnuda” de Goya, “Las Meninas” de Velásquez y otras famosas obras de Rubens, Murillo y el Greco, entre tantos.

Luego del deleite visual vamos al gastronómico.

La cita es en la Plaza Mayor, construcción característica de la época de los Austria en España. Erigida por Felipe III, tiene una estructura rectangular de 200 metros de longitud por 100 de ancho y en las galerías internas están instalados numerosos restaurantes, bares y comercios. Un tradicional lugar para degustar comidas típicas es el Arco de Cuchilleros.

Fue allí en la Plaza Mayor donde probé por primera vez “las tapas”, algo que en Argentina traduciríamos como una picada, pero con una marcada diferencia por tratarse de diversos platillos típicamente españoles que se acompañan siempre de una “caña” de cerveza.

Al ritmo de la movida nocturna lo impone la Gran Vía, una extensa avenida céntrica colmada de comercios, teatros, cines y locales de diversión.

Fue justamente en uno de los tantos cines de la zona, donde me detuve paralizada ante un zapato gigantesco mezcla de limusina y monumento kitch al calzado. De ella bajaba ni más ni menos que Pedro Almodóvar ingresando por una alfombra roja al estreno de su película “Tacones Lejanos”. Inmediatamente flashes, gritos, tumulto, una vuelta más en la calle del deslumbramiento y a descansar que ya es tarde.

Queda tan sólo mañana para conocer el Palacio de Oriente y sus fastuosos jardines, el mercado del Rastro, la Plaza de España y el Museo del Jamón.

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